Bien es cierto que, cuando representas al festival más importante del mundo del cine, eres objeto de controversias de todo tipo. La programación, los horarios… A todos no se puede favorecer. Sin embargo, este año la polémica que rodea al Festival de Cannes poco tiene que ver con la programación en la exposición de los films, con los horarios o con las candidaturas. Estamos ante un debate mucho más importante, representado en un juicio contencioso que ha llevado a enfrentar a la organización del festival con Netflix. ¿Cuál es el problema de este enfretamiento? ¿Está el Festival de Cannes en contra de abrirse al uso de nuevas tecnologías? Y es que además de la polémica surgida con Netflix, la organización del evento tiene declarada también la guerra a otras nuevas tecnologías y redes sociales, como Twitter.
Festival de Cannes vs Netflix
Esta es la gran controversia que presenta la edición de este año, la número 71 del festival. Seguramente, el enfretamiento que les lleva a los juzgados venga de la edición del año pasado, en la que dos producciones de Netflix llegaron a competir por la Palma de Oro. Como respuesta, la organización del Festival de Cannes ha modificado la norma. O, mejor dicho, la ha sacado a relucir del baúl de los recuerdos.
¿Qué dice esta norma? Que las producciones que compitan en el festival tienen la obligación de ser presentadas y estrenadas comercialmente en el país y no pueden aparecer en plataforma de vídeo y streaming antes de que pasen tres años de ese estreno. Mientras el mundo sigue cambiando, Cannes pretende ponerle freno… O eso opinan en Netflix. Por su parte, el festival de Cannes se defiende atacando, señalando que la plataforma quiere “destruir completamente el cine”. Serán los jueces quienes decidan mediante sentencia la resolución del conflicto.
Festival de Cannes vs Twitter
Hasta ahora era habitual que la proyección de las películas se hiciese de forma previa solo para los periodistas, antes de la presentación oficial. Así estos podían enviar sus crónicas con antelación. La mayoría de los festivales de cine suelen funcionar así. Sin embargo, debido a la rapidez de muchos periodistas que anticipan esas crónicas u opiniones en Twitter, la organización del festival ha decidido suprimir esa proyección previa.
El problema es que, con el objetivo de prevenir la acción de los tuiteros, se perjudica al periodismo sano y a esos periodistas que quieran realizar con el mayor tiempo y dedicación posible su trabajo. Muchas asociaciones de prensa ya han saltado a la palestra protestando también esta medida. Quizás al Festival de Cannes no le acabe quedando otra que adaptarse a los nuevos tiempos.